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Soledad Serrano

Yo sigo a Cristo, mi Dios



Siempre me ha llamado la atención las personas que admiran a alguien a tal punto que se transforman en sus ídolos. Lo que me impacta de ellas es ver como su admiración influye en su diario vivir, de tal manera que, en ocasiones, cambian su manera de hablar, de vestir, de caminar, de alimentarse, incluso hasta su forma de pensar. Todo por querer parecerse más a esa persona que tanto admiran. Es tan grande su idolatría que ni siquiera ven los errores que cometen, es más, los defienden, justificando todas las faltas por más graves que estas sean. Muchas de estas personas ni siquiera han podido estar personalmente con su ídolo, sólo lo han visto a través de TV o de las redes sociales y solo conocen esa imagen que se ve a través de aquellos medios. Aun así, han sido cautivados por ellas, sufren cuando ellas sufren y son felices con sus éxitos. Es más, cuando logran verlos en persona, lloran, se postran y algunos se desmayan. Todo por una persona que quizás nunca se entere de su existencia y nunca hará nada por ellos.


¿Qué pasaría si tu y yo, como discípulo de Jesús, pudiéramos llegar a admirarlo de esa manera? Cuando decidí seguir a Jesús empecé poco a poco a querer saber más de él, Me empezó a deslumbrar su amor incondicional y quise relacionarme más con él adquiriendo hábitos Espirituales, como orar, leer la Biblia, hacer devocionales, entre otros. Comenzó a importarme lo que a Él le importa y, sobre todo, empecé a disfrutar pasar tiempo con Él y con las personas que también le siguen. Aunque han pasado ya casi 14 años, me pregunto ¿Sigo a Jesús con todo? En Mateo 4:19 vemos como Jesús les dice a unos hombres “síganme” y ellos al instante dejaron lo que estaban haciendo y le siguieron. Tal fue el impacto que provocó en sus vidas, que se dejaron moldear por Él. Lo convirtieron en su maestro, en su Señor. Durante tres años no dejaron de seguirlo, pasando tiempo con Él y moviéndose donde Él se movía. comprendieron que Él es el maestro que les orienta, que sabe todo y que vivir con Él era lo que ellos necesitaban. Pasar todo el tiempo con Jesús, los convirtió en verdaderos discípulos, fueron testigos de todo lo que Jesús hizo y pudieron hacer todo igual que Él.


Pasar todo el tiempo con Jesús, los convirtió en verdaderos discípulos, fueron testigos de todo lo que Jesús hizo y pudieron hacer todo igual que Él.

¿Nosotros estamos siguiendo a Jesús como lo hacían sus discípulos? ¿hacemos lo que Jesús nos dice? ¿le obedecemos? Si nos hacemos estas preguntas podemos darnos cuenta de que tan seguidores somos. Un seguidor sigue y obedece, escoge un estilo de vida, un comportamiento basado en su fe. Si estamos experimentando amor, paz, paciencia quiere decir que vamos por buen camino, pero si nuestro corazón aún guarda ira, resentimiento, envidia, significa que estamos yendo en sentido contrario.


Cuando leemos la Biblia, oramos o adoramos, y es fácil visualizar a Jesús a nuestro lado, pero ¿lo hacemos cuando estamos en nuestras cosas cotidianas? Cuando vemos una película, trabajamos, pintamos la casa, vamos de compras o hablamos con nuestros vecinos y amigos ¿visualizamos a Jesús? Jesús quiere, incluso, estar con nosotros en lo cotidiano y nosotros necesitamos pasar tiempo con Él, aún en lo que parece ser insignificante. De esta manera podemos hacer todo lo bueno, todo lo agradable a los ojos de Dios.


Jesús quiere, incluso, estar con nosotros en lo cotidiano y nosotros necesitamos pasar tiempo con Él

Las personas tienen ídolos les siguen, sin importarles que ellos ni siquiera saben que existen, pero nosotros tenemos a Cristo, nuestro Dios, y nuestro anhelo debe ser seguirle y llegar a ser como él. Si pasamos tiempo con él, así lograremos ser verdaderos seguidores suyos, y con el tiempo hacer nuestro lo que Él cree y defiende y haríamos Su evangelio nuestro evangelio. Que hermosa sería nuestra vida.


Como discípulo de Cristo debes tomar algunas decisiones diariamente: seguirle a Él y dejar de seguir a los ídolos de nuestra vida.

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