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Andrés Gallardo

UN TIEMPO A SOLAS



Una pareja está compuesta por dos personas que desean estar juntas en cada momento de sus

vidas. Buscan compartir conversaciones íntimas, planificar el día y comentar sobre sus

experiencias en la crianza de los hijos, lo que sucede en el trabajo o simplemente compartir sus

sueños y anhelos. Este es precisamente el tipo de relación que tuvo el Señor Jesús durante su paso por la tierra, dedicando tiempo a estar con la persona más importante para Él: su Padre, nuestro Padre. Como se menciona en Lucas 5:15-16 (Traducción en Lenguaje Actual): “Jesús se hacía cada vez más famoso. Mucha gente se reunía para escuchar su mensaje, y otros venían para que él los sanara. Pero Jesús siempre buscaba un lugar para estar solo y orar”.


Para Jesús, era muy importante pasar tiempo con el Padre.

Para Jesús, era muy importante pasar tiempo con el Padre, ya que en ese espacio encontraba

descanso (Salmo 23), dirección (Salmos 25:4-5), y sabiduría para tomar decisiones (Job 12:13),

entre muchas otras cosas. La vida moderna nos exige invertir mucho tiempo en el mundo:

debemos tener momentos de calidad en familia, pasar tiempo en el trabajo, interactuar con los

compañeros y compartir con los amigos, además de preocuparnos por pagar cuentas, cumplir

plazos y enfrentar un sinfín de responsabilidades. Sin embargo, si de algo podemos estar seguros, es que lo más importante es pasar tiempo a solas con Jesús.


De algo podemos estar seguros, es que lo más importante es pasar tiempo a solas con Jesús.

Nuestros momentos a solas con el Señor nos brindan calma en medio de cualquier tormenta

(Mateo 8:23-27) y nos ofrecen consuelo (2 Corintios 1:3-4). Al igual que Él, podemos mantenernos en contacto con el Padre, permitiendo que nuestras vidas se transformen hasta alcanzar la estatura del varón perfecto. La vida en Cristo implica dejar de lado nuestras preocupaciones personales; nuestra carne ya no es lo más importante. Nos convertimos en instrumentos útiles en las manos del Señor, llamados a llevar las buenas nuevas a quienes aún no le conocen: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo volverá a ser salada?... Ustedes son la luz del mundo... No se enciende una lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en casa. Así, que la luz de ustedes brille delante de todos, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” (Mateo 5:13, 16, Reina Valera Contemporánea).


La vida en Cristo implica dejar de lado nuestras preocupaciones personales; nuestra carne ya no es lo más importante.

Nuestra visión limitada a menudo nos impide comprender la trascendencia de nuestras acciones en este mundo. Sin embargo, una simple, pero crucial, conversación en la que compartamos quién es Jesús y lo que ha hecho en nuestra vida puede cambiar la historia de toda una nación. Por ello, no debemos perder la oportunidad de obedecer la misión que Cristo nos dejó: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20, RVC).


Sin embargo, una simple, pero crucial, conversación en la que compartamos quién es Jesús y lo que ha hecho en nuestra vida puede cambiar la historia de toda una nación.

Que el Señor los bendiga siempre.

1 Comment


Claudia Aranda Espinoza
Claudia Aranda Espinoza
Oct 17, 2024

Que pasar tiempo con el Padre, sea la meta de cada día.

Muchas gracias hermano por tan potente mensaje.

Dios le bendiga.

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