Hace unos años, en mis tiempos de estudiante, conocí a Mariel. Con el tiempo, la vida nos llevó a compartir en el entorno laboral. Durante nuestras conversaciones, que fueron muchas, noté que ella tenía una visión bastante agnóstica y parecía no conocer a Dios de ninguna manera. En aquel tiempo, yo tampoco estaba muy interesada en la espiritualidad de las demás personas. Poco a poco, empecé a experimentar transformación en esa área y Mariel comenzó a inquietar mi corazón. Cuando pasó por un momento particularmente angustiante, estuvo dispuesta a escucharme y fue en ese instante de su vida, en que tuve la oportunidad de compartirle mi fe y contarle cómo, tener una conexión con Dios, le brindaría consuelo y orientación.
En las enseñanzas de Jesús, nos hallamos con relatos que nos transmiten importantes lecciones espirituales, una de ellas, es la imagen que encontramos en Juan 4:35-38 (Nueva Traducción Viviente), “... pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos para la cosecha. A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna” ¿Te has puesto a pensar en la importancia de la última frase de esta porción de la palabra?, ¿a cuántas personas has influenciado para que conozcan a Dios?, ¿cuántas personas están listas para aceptar a Cristo como su Salvador, gracias a que un día te decidiste a hablarles de Él? Tal vez, te encuentres en el mismo lugar que yo hace algunos años, quizás, aún no has caído en cuenta de la importancia de la eternidad. Hoy, te invito a reflexionar en ello.
La alegoría de los campos listos para la cosecha nos recuerda que nuestra labor como cristianos es constante y perseverante
La alegoría de los campos listos para la cosecha nos recuerda que nuestra labor como cristianos es constante y perseverante. No siempre veremos resultados inmediatos, pero debemos confiar en que Dios está obrando en los corazones de las personas, “Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo” (Rom.10:17, NTV). La cosecha es el fruto de la labor de muchos, no solo de unos pocos. Los campos están listos y los seguidores de Cristo, somos los obreros que, con dedicación y amor, estamos llamados a recoger esa cosecha. Entonces, estemos atentos a la temporada, para que podamos celebrar cuando las personas se vuelvan a Cristo.
Mi papel con Mariel no solo fue el de una amiga comprensiva, tuvimos conversaciones virtuosas donde el centro fue Jesús y su obra. De a poco, se fue involucrando más en aprender sobre Dios, asistió a un Alcance y recibió a Cristo como su Señor y Salvador. A medida que su fe creció, también experimentó un notable cambio en su actitud hacia la vida. Comenzó a enfrentar sus desafíos con mayor confianza, serenidad y, sobre todo, con mayor fe. Ahora Mariel se congrega, y ya no somos solo colegas y amigas, sino también, hermanas en la fe.
Los campos están listos y los seguidores de Cristo, somos los obreros que, con dedicación y amor, estamos llamados a recoger esa cosecha.
Hoy quiero desafiarte a no dejar pasar a ninguna Mariel, María Francisca, Juan o Milena por tu vida, sin que le hables de Cristo y su mensaje eterno, sin que le cuentes que su gracia está al “Alcance” de todos. No pierdas la oportunidad de ser el portador del mensaje de esperanza y salvación para un mundo que tanto lo necesita.
Dios te bendiga.
El mostrar a Cristo no sólo con palabras si que con amor a alguien, aunque esa persona al principio no quiera saber nada de Dios, al ver que hay un amor real no fingido, un interés, un trato diferente del resto, le dan peso a nuestro testimonio de vida y nuestras palabras son respaldadas con nuestras acciones al final no son nuestras palabras sino lo que el Señor puso en nosotros que hace la obra a través de nosotros pero debemos de estar disponibles y conectados con él
Cuando permitimos la intervención de Dios en nuestras vidas , la perspectiva de mirar a otros cambia , comenzamos a sentir ese peso de entregar a otros lo que hemos recibido 🤗 gracias hermanita por su experiencia
Gracias Dios Padre por poner a Claudia en mi camino y enseñarme la grandeza de tu ser.
Me halaga que me nombren en el artículo. Es un honor que mi experiencia sirva para que muchas más personas puedan conocer al Señor.
Dios permita que todos en nuestras vidas tengamos a una Claudia para hablarnos de la esperanza y de lo bonito que es vivir bajo el amparo del Señor 💖 ¡Bendiciones para esos obreros del amor!
Hola