En mis clases de filosofía hacía una ejercicio de lógica mental con mis estudiantes. Les decía que cerraran los ojos, y se concentraran en pensar en algo que no existe. Después de unos segundos les preguntaba que tenían en mente y me decía: "un unicornio...una cerdo volador...un minotauro..." pero nada de esto servía porque eran una mezcla de cosas que ya existían. Lo mas cercano a pensar en algo de uno de ellos, fue una especie de muralla blanca, pero tampoco era suficiente. Realmente se frustraban y les costaba hacer este ejercicio (en realidad ninguno de nosotros puede pensar en algo que no existe). Ahora imagina algo que no tiene principio, que siempre ha existido, que no tiene causa, ni ha sido creado por algo. Este ejercicio es igual de complejo para nuestra lógica como el anterior, con la diferencia que podemos ayudar a nuestra razón con la revelación. Como hijos de Dios creemos que Cristo siempre ha existido, nadie lo creó, y su preexistencia es evidente en la Escrituras.
La preexistencia de Cristo es una doctrina cristiana que afirma que Jesús existía antes de su nacimiento humano, y que es coeterno y consustancial con Dios Padre y Dios Espíritu Santo. Esta doctrina se basa en varios pasajes bíblicos que revelan la identidad divina de Jesús y su relación única con el Padre. Algunos de estos pasajes son:
Miqueas 5:2, donde se profetiza que el Mesías nacería en Belén, pero que su origen es desde tiempos antiguos, es decir, eterno.
Juan 1:1-18, donde se presenta a Jesús como el Verbo o Logos de Dios, que estaba en el principio con Dios y que era Dios, y que se hizo carne y habitó entre nosotros, mostrando su gloria como el Hijo unigénito del Padre.
Juan 17:5, donde Jesús ora al Padre pidiéndole que le glorifique con la gloria que tenía con él antes de la fundación del mundo.
Colosenses 1:16, donde se declara que Jesús es el creador de todas las cosas, visibles e invisibles, y que todo fue creado por él y para él.
1 Corintios 10:4, donde se identifica a Jesús como la roca espiritual que acompañó al pueblo de Israel en el desierto, y que era el mismo Dios que les hablaba desde el monte Sinaí.
Estos y otros textos nos muestran que Jesús no es una simple criatura, sino que es el mismo Dios hecho hombre, que existía antes de la creación y que entró en la historia para salvarnos.
¿Por qué es importante creer en la preexistencia de Cristo? Porque esta doctrina nos revela el amor y la gracia de Dios, que envió a su Hijo eterno a este mundo para que muriera por nuestros pecados y nos diera vida eterna. Si Jesús no fuera Dios, su sacrificio no tendría valor infinito ni podría satisfacer la justicia divina. Si Jesús no fuera hombre, no podría representarnos ni identificarse con nosotros. Pero al ser Dios y hombre, Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, el único camino, la verdad y la vida.
¿Por qué es importante creer en la preexistencia de Cristo? Porque esta doctrina nos revela el amor y la gracia de Dios, que envió a su Hijo eterno a este mundo para que muriera por nuestros pecados y nos diera vida eterna
La preexistencia de Cristo también nos muestra la humildad y la obediencia de Jesús, que siendo de condición divina, no se aferró a su igualdad con Dios, sino que se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo, y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:6-8). Jesús renunció a su gloria celestial para asumir nuestra naturaleza humana, con todas sus limitaciones y sufrimientos, para cumplir la voluntad del Padre y darnos el ejemplo de cómo vivir.
Además, debido a su preexistencia, Cristo también nos garantiza la esperanza y la victoria de Jesús, que después de su muerte y resurrección, fue exaltado y glorificado por el Padre, y se sentó a su diestra, donde intercede por nosotros y nos prepara un lugar. Jesús tiene el poder y la autoridad sobre todas las cosas, y volverá para juzgar al mundo y establecer su reino eterno. Jesús es el alfa y la omega, el principio y el fin, el que era, el que es y el que ha de venir (Apocalipsis 1:8).
Jesús tiene el poder y la autoridad sobre todas las cosas, y volverá para juzgar al mundo y establecer su reino eterno.
Esta doctrina es una verdad fundamental para la fe cristiana, que nos revela quién es Jesús y qué ha hecho por nosotros. Creer en la preexistencia de Cristo es bueno para el ser humano, porque nos permite conocer y amar a Dios, recibir su perdón y su gracia, seguir su ejemplo y su voluntad, y esperar su gloria y su reino.
Dios te bendiga.
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