Desde muy pequeña, he escuchado sobre la oración y entre tantas definiciones y conceptos de este tema, me llamó la atención una predicación en la que se dijo “deja de pedirle cosas a Dios, debe estar cansado de escuchar siempre lo mismo”. Esto me dejó pensando e incluso cuestionando la forma en la que yo oraba.
Con el tiempo y a medida que fui creciendo, empecé a comprender y entender el verdadero sentido de la oración.
Bajo este contexto, y haciendo énfasis en que, si mi oración debe basarse simplemente en pedirle cosas a Dios, encontré el siguiente texto en Mateo 6:8, que dice: “… Su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan” (Nueva Versión Internacional). Esto me llevó a cuestionarme: ¿Por qué Dios quiere que oremos si Él ya sabe lo que necesitamos?
La oración no está hecha para que Dios pueda enterarse de lo que necesitamos, pues Él ya lo sabe. La razón por la que Dios quiere que oremos es porque la oración expresa nuestra confianza en Él. La oración es un medio que tenemos para fortalecer y aumentar esa confianza.
Dios se deleita el escucharnos y al ver que confiamos en Él. Al practicar la oración, estamos fortaleciendo nuestra dependencia y relación con Él, lo que es fundamental para un cristiano.
Al orar y depender, estamos reconociendo que Él es todo lo que necesitamos. Cuando nos acercamos a Dios en oración, estamos afirmando que en Él encontramos sabiduría, amor, bondad, poder, y todo lo que conlleva su carácter divino.
La razón por la que Dios quiere que oremos es porque la oración expresa nuestra confianza en Él
La biblia, nos presenta un modelo claro de oración en Mateo 6:9, donde Jesús enseña a sus discípulos a orar diciendo: “Padre nuestro que estas en los cielos…”. Esta forma de dirigirse a Dios está reconociendo que Él gobierna desde su trono celestial, pero a la vez, nos acerca de una manera íntima, tal como un hijo se acerca a un Padre. De esta manera, nos vamos haciendo más dependientes de Dios, porque reconocemos que sin Él no seríamos nada.
Nunca debemos dudar en acercarnos a Dios a través de la oración. Este acto de confianza y comunión genera una dependencia absoluta y genuina, cuando verdaderamente lo hacemos de corazón.
Nunca debemos dudar en acercarnos a Dios a través de la oración.
Hazte las siguientes preguntas:
1. ¿Tengo alguna dificultad con la oración? Analiza si en algún momento has tenido dificultades para orar, ya sea por falta de disciplina o entendimiento del propósito de la oración. Reflexiona sobre las barreras que has experimentado y cómo puedes superarlas.
2. ¿Considero la oración, esencial en mi vida? Evalúa si la oración ocupa un lugar prioritario en tu día. Medita en la importancia que le otorgas a la oración como parte fundamental de tu relación con Dios.
3. ¿Cuándo voy a orar, me distraigo fácilmente? ¿cómo podría cambiar para hacer de la oración un hábito? Reconoce si es que te cuesta mantener la concentración y el enfoque cuando oras. Identifica los factores de distracción. Busca estrategias como establecer un horario, un lugar tranquilo y no uses ningún dispositivo móvil.
4. ¿Disfruto orar? Esta respuesta, me gustaría leerla en los comentarios.
¡Bendiciones!
Excelente post, todo lo puedo resumir en relación, confianza, y fe, voy a El porque se que esta ahí. Bendiciones Mildred