La honestidad como concepto, es la cualidad que tiene una persona que no engaña al otro o que dice la verdad. Ser honesto es actuar en forma sincera mostrando respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Una persona honesta reúne un conjunto de atributos que destacan en su vida, entre ellos está la honradez, responsabilidad, confiabilidad, es una persona que no engaña, es confiable, sincera y justa.
Una de las principales virtudes que todo discípulo debe tener es la honestidad. La Biblia nos invita a ser personas sinceras y transparentes
La persona honesta no engaña cuando va a una entrevista de trabajo, no copia en los exámenes, sigue normas, paga lo que corresponde, devuelve algo que no es suyo, se muestra tal como es.
El discipulado en la vida cristiana implica, una vida de transformación profunda, no se trata solo de llenarnos de información, sino de alinear nuestro corazón con el de Jesús. Una de las principales virtudes que todo discípulo debe tener es la honestidad. La Biblia nos invita a ser personas sinceras y transparentes, tanto con nosotros mismos como con los demás y, sobre todo, con Dios.
La honestidad es la base de cualquier relación saludable; esto implica también nuestra relación con Dios. Él conoce todos nuestros pensamientos; no hay nada que podamos ocultarle. Él conoce lo más mínimo de nuestros sentimientos, incluso antes de expresarlos (Salmos 139:1-4). A Dios no le podemos engañar, pero si a nosotros mismos y a los demás para intentar demostrar perfección. Sin embargo, como discípulos de Cristo somos llamados a andar en la luz y no en la oscuridad. 1 Juan 139:1-4, de la Nueva Traducción Viviente, dice: “Pero si vivimos en luz, así como Él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado”. Esto significa que debemos ser transparentes con todo lo que estemos viviendo, sea una lucha interna, una duda, un pecado o un desafío emocional.
Jesús es nuestro modelo de honestidad, en su paso por la tierra no les ocultó su dolor o sus emociones a sus discípulos. Por ejemplo, en el jardín de Getsemaní, se mostró vulnerable expresando angustia. “Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo” (Mateo 26:38, NTV). Jesús fue honesto con lo que estaba sintiendo a tal punto, que les pidió ayuda a sus discípulos. La vulnerabilidad no es una debilidad, sino una parte esencial de la vida humana y de un discípulo.
Jesús es nuestro modelo de honestidad, en su paso por la tierra no les ocultó su dolor o sus emociones a sus discípulos
Como discípulos de Cristo, no debemos vivir con una máscara, fingiendo que todo está bien, que no tenemos problemas ni dudas, y que llevamos una vida sin luchas, casi perfecta, sin nada que nos angustie. La realidad es que todos enfrentamos pruebas. Santiago 5:16 dice: 'Por eso, confiesen unos a otros sus pecados y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz' (Nueva Versión Internacional). Este versículo nos invita a confesar nuestras faltas, no para juzgarnos, sino para que podamos orar y apoyarnos unos a otros. La honestidad en nuestras relaciones crea un ambiente de confianza y autenticidad, permitiendo que el amor de Cristo se manifieste de manera extraordinaria y poderosa.
Como discípulos de Cristo, es necesario que seamos honestos con nosotros mismos. Es muy fácil engañarnos y pensar que estamos haciendo todo bien o justificarnos cuando hacemos algo mal o inapropiado. El Salmo 139:23-24 nos recuerda la necesidad de pedirle a Dios que nos examine: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna” (NTV). A través de la oración, podemos permitir que Dios nos muestre las áreas en las que necesitamos ser más sinceros con nosotros mismos y con Él.
Como discípulos de Cristo, es necesario que seamos honestos con nosotros mismos. Es muy fácil engañarnos y pensar que estamos haciendo todo bien o justificarnos cuando hacemos algo mal o inapropiado
Ser honesto, como discípulos de Cristo, no solo es una opción, sino una responsabilidad. Ser transparentes nos permite andar en libertad, recibir la gracia de Dios y ser un testimonio de su amor para los demás. Cuando somos sinceros con lo que estamos viviendo, permitimos que el Espíritu Santo nos guíe, sane y fortalezca. Que cada día podamos crecer en honestidad, reconociendo nuestras debilidades y dejando que el poder de Dios se perfeccione en ellas.
El Señor te Bendiga.
Debemos mostrarnos tal cual somos con honestidad sin dobleces, ser sinceros no podemos escondernos y ocultar nada a nuestro Señor el todo lo sabe el todo lo ve !!!
La verdad nos libera