El llamado de Jesús a sus seguidores no se limita a una transformación personal, sino que implica ser agentes de cambio en el mundo. Un verdadero discípulo no se conforma con vivir su fe de manera privada; permite que el poder de Cristo fluya a través de él para impactar su entorno. En un mundo cada vez más alejado de Dios, donde reina el caos, nosotros, como discípulos de Cristo, tenemos la capacidad de cambiar la atmósfera que nos rodea. Podemos convertirnos en agentes transformadores en cualquier ámbito: hogar, trabajo, comunidad, universidad, entre otros.
El llamado de Jesús a sus seguidores no se limita a una transformación personal, sino que implica ser agentes de cambio en el mundo
La identidad de un discípulo es ser luz y sal. Jesús fue claro al describir la identidad de sus seguidores, afirmando: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, excepto para ser desechada y pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón; por el contrario, se coloca en la repisa para que alumbre a todos los que están en casa” (Mateo 5:13-15, Nueva Versión Internacional).
La identidad de un discípulo es ser luz y sal. Jesús fue claro al describir la identidad de sus seguidores
La sal es un agente preservante. En los tiempos antiguos la sal, era el único método preservante para los alimentos. La sal prevenía la descomposición y ayudaba a conservar la frescura de los alimentos. Es por esto que Jesús llama a los que son sus discípulos a ser sal para el mundo, dándole la labor de ser agentes de preservación, impidiendo la decadencia moral y espiritual. Estamos en un mundo que experimenta un deterioro continuo debido al efecto del pecado, donde los valores del reino de Dios (amor, justicia, verdad, sanidad) se han perdido. Nosotros, los discípulos, estamos llamados a preservar estos valores, a ser un freno ante el mal y un recordatorio de la santidad de Dios. Además, la sal da sabor a los alimentos; sin ella, los platos se sienten insípidos. Un discípulo debe llevar sabor a su entorno, es decir, aportar alegría, esperanza, paz, fortaleza, fe y todo lo que implica ver la vida con una perspectiva del Reino.
En culturas antiguas la sal, era símbolo de pureza debido a su blancura. Jesús llama a sus discípulos a vivir vidas puras con integridad, honrando a Dios con nuestros pensamientos, palabras y acciones, para ser un buen testimonio para los demás y así atraer a las personas hacia Cristo.
También nos llama a ser luz. Jesús mismo es descrito como “La Luz del mundo”. En Juan 8:12 (NVI) “- Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Cuando Jesús nos llama a ser luz del mundo nos está invitando a reflejar su luz. No podemos ser luz de nosotros mismos. La ley básica de la luz es iluminar el camino, permitiendo que las personas vean claramente y no tropiecen, eso debe hacer un discípulo, traer claridad, verdad y guía a las personas.
Jesús enfatizó que la luz no debe ser escondida. Nuestra fe y nuestro testimonio no debe ser ocultado, debemos ser visibles en el mundo y capaces de transformar el ambiente donde estemos. Debemos atraer a las personas hacia Jesús, viviendo nuestras vidas de manera visible y autentica.
Un discípulo de Jesús no es simplemente un seguidor pasivo. Su misión es llevar la luz de Cristo en los rincones oscuros. Leí por ahí algo que decía más o menos así “los discípulos somos como la luna, que refleja la luz del sol”. Jesús es el sol y nosotros la luna y nuestro deber es reflejar su luz.
Un discípulo de Jesús no es simplemente un seguidor pasivo. Su misión es llevar la luz de Cristo en los rincones oscuros.
La transformación de ambientes comienza con pequeños gestos de obediencia, integridad y amor que aunque parezcan insignificantes, tienen un impacto eterno.
Que seamos discípulos que atienden este llamado, llevando la presencia de Cristo a donde quiera que vayamos.
Dios te bendiga.
sigamos siendo la sal que este mundo necesita para darle sabor y conservar todo lo bueno que proviene de DIOS. Gracias hermana por este articulo🔥
Muy buenas enseñanzas y muy buenos consejos Muchas gracias ITC por darnos la oportunidad