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Soledad Serrano

Fe y Esperanza en un mundo incierto


En el caminar cristiano, ser discípulo de Jesús, como ya hemos dicho en varios artículos, es mucho más que asistir a una iglesia o leer la Biblia. Es un llamado a transformar el mundo con la misma luz de Cristo, llevando esperanza donde hay oscuridad y fe donde hay desesperanza.

Cuando nos detenemos a observar a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que hay muchas personas que caminan sin fe ni esperanza. Basta con preguntarle a alguien cómo está para que nos responda que no se siente bien, y que siente que nada ni nadie puede solucionar su problema o entender su situación.


Hay alguien real que tiene el control de todas las cosas y nos ha prometido que nunca nos dejará solos.

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre, donde muchas veces las personas sienten que ya no pueden más y toman decisiones drásticas, como hacer justicia por su propia mano o quitarse la vida. Sin embargo, nosotros, como discípulos de Jesús, sabemos que eso no es cierto. Hay alguien real que tiene el control de todas las cosas y nos ha prometido que nunca nos dejará solos. Aunque hoy no veamos la salida, podemos confiar en que todo estará bien. Eso es lo que llamamos FE.


La fe es uno de los pilares fundamentales de nuestra vida en Cristo. Hebreos 11:1 nos recuerda que,  “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Reina Valera 1960). Como discípulos, estamos llamados a confiar en Dios incluso, cuando las circunstancias parecen desfavorables. La fe es nuestra ancla, y es también lo que transmitimos cuando interactuamos con los demás.


Llevar fe significa no solo creer en Dios, sino ayudar a otros a ver y experimentar esa realidad. Cuando alguien a nuestro alrededor está enfrentando dificultades, nuestra fe puede ser una fuente de ánimo. A través de nuestras palabras y acciones, podemos invitar a otros a confiar en Dios, a creer que Él tiene un propósito y que está en control de cada situación.


Llevar fe significa no solo creer en Dios, sino ayudar a otros a ver y experimentar esa realidad.

La esperanza es la manifestación de nuestra fe en acción. Sabemos que Jesús venció a la muerte y que, gracias a Él, tenemos una esperanza viva. Sin embargo, cómo dije anteriormente, vivimos en un mundo donde muchas personas se sienten sin esperanza. Los problemas de salud, la pérdida de un ser querido, dificultades económicas o conflictos personales pueden hacer que las personas pierdan el ánimo.


Llevar esperanza implica ser un instrumento de paz y consuelo. Como discípulos, estamos llamados a proclamar las promesas de Dios, recordando a los demás que sus circunstancias actuales no son el final. Podemos ser ese refugio en medio de la tormenta, una luz que ilumina el camino y muestra la bondad de Dios a quienes se sienten perdidos.


¿Cómo Llevar Fe y Esperanza?

  • Ser portadores de fe y esperanza requiere acción y compromiso. Aquí algunos consejos prácticos:

  • Orar por los demás: La oración es poderosa. Al orar por alguien, estamos intercediendo y llevando sus necesidades a Dios. Invita a otros a confiar en el poder de la oración y en la respuesta de Dios.

  • Escuchar y empatizar: Muchas veces, lo que las personas necesitan es ser escuchadas. Al brindar nuestro tiempo y atención, les mostramos que no están solos y que sus problemas importan. En esos momentos, podemos compartir la fe que nos sostiene.

  • Compartir el Evangelio: Llevar esperanza también significa compartir el mensaje de salvación. Cuando hablamos del amor y la gracia de Cristo, abrimos una puerta para que otros encuentren paz en Él.

  • Ser ejemplo de perseverancia: Cuando nosotros mismos enfrentamos dificultades, como reaccionamos puede inspirar a los demás. Al mantener nuestra fe y esperanza en medio de pruebas, mostramos a otros que Dios es digno de confianza.


En Mateo 5:14 (RVR1960), Jesús nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Como discípulos, tenemos la responsabilidad de llevar esa luz dondequiera que vayamos. Nuestra fe y esperanza no solo nos sostienen a nosotros, sino que están destinadas a iluminar a otros.


Cuando decidimos llevar fe y esperanza, estamos extendiendo el amor de Cristo en un mundo necesitado. Cada acto de bondad, cada palabra de aliento, y cada momento de apoyo que ofrecemos es una semilla que puede transformar vidas. Respondamos con gozo a este llamado, recordando que no estamos solos, sino que Dios está con nosotros en cada paso.


Cuando decidimos llevar fe y esperanza, estamos extendiendo el amor de Cristo en un mundo necesitado

Como discípulos, tenemos la hermosa misión de llevar fe y esperanza donde no las hay. En un mundo lleno de incertidumbre y dolor, que nuestras vidas reflejen la paz y la confianza que provienen de Cristo. Que seamos instrumentos de su amor, proclamando que en Él hay Consuelo, Fortaleza y Salvación.


El Señor te Bendiga.


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