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Soledad Serrano

Dios salvador y presente

En el marco de nuestra campaña de crecimiento espiritual "Busca y Salva"


Cuando fui a la iglesia por primera vez, no fue porque estuviera pasando por un mal momento o por alguna situación específica, fue simplemente porque alguien me invitó. Desde el momento en que llegué a la iglesia, y a medida que pasaba el tiempo, me fui dando cuenta de muchas cosas que no estaban correctas en mi vida, porque siempre pensé que todo estaba relativamente bien, es más, pensaba que ya conocía a Dios, pero con el tiempo comprendí que no le conocía, que sólo sabía de su existencia y, mientras más me acercaba a Él, más sentía cuanta falta me hacía.


A veces, pensamos que debemos hablarles de Jesús solo a aquellas personas que están con alguna necesidad “visible” (soledad, droga, enfermedad, depresión), pero no es así, debemos hablarles a todos por igual, sin importar sexo, edad, estatus social, etc. La Biblia dice en Romanos 3:23 (Reina Valera, 1960), “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la Gloria de Dios. Todos, absolutamente todos, necesitamos tener un encuentro real con Jesús.


Jesús tiene dos acepciones, SALVADOR y EMANUEL.


La primera acepción, SALVADOR, me hace pensar que, si yo no hubiera conocido a Jesús, de seguro andaría por el mundo pensando que todo lo que tengo es por mi esfuerzo, por mi trabajo, que mis hijos son como son gracias a que soy una buena madre, que mi matrimonio ha durado muchos años porque he sabido ser una buena esposa, y de seguro no estaría dando gracias a Dios por todo esto. Andaría por la vida cumpliendo metas sin importar quien quede atrás o quien pueda salir dañado con mis acciones, porque lo único que me importaría sería mi bienestar y el de mi familia. Y en algún momento, cuando hubiese estado en alguna situación extrema o difícil, hubiera tocado fondo sin saber cómo salir. Pero Dios me salvó y me libró de todo esto, que quizás no se ve mal ante los ojos de las personas, pero ante los ojos de Dios, sí, y te preguntarás, ¿por qué?, ¿sabes por qué? Porque detrás de una persona sin un encuentro con Jesús, hay egoísmo, arrogancia, envidia, sólo por nombrar algunas. Por eso el mundo está como está, porque cada vez hay más individualismo, nadie se preocupa del otro, sólo se conmueve por un momento al ver alguna situación que otro pueda estar pasando, y luego se olvidan. Las personas sí necesitan a Dios, aunque por fuera pareciera que no.


Las personas sí necesitan a Dios, aunque por fuera pareciera que no

La segunda acepción de Jesús es maravillosa, EMANUEL, que significa “Dios con nosotros”. Todos los días necesitamos tomar decisiones en nuestra vida que puedan llevarnos al éxito o a un fracaso rotundo, por eso necesitamos de Jesús, necesitamos de una perspectiva mayor, necesitamos a un padre perfecto, que nos consuele cuando estemos tristes, enfermos, con problemas familiares, financieros, cuando un ser querido parta de esta vida, cuando cometamos errores, cuando nos sintamos solos, en cada una de estas, y más situaciones, Dios está con nosotros. En Isaías 41:10, Dios dice “No temas; porque yo estoy contigo”, ¡qué maravilloso es esto! De seguro que, para ti, que ya conoces a Jesús, también lo es, pero… ¿Qué pasa con aquellos que aún no le conocen?, ¿qué pasa cuando esas personas están pasando por situaciones difíciles?, ¿a quién corren cuando están desesperados?, ¿de quién reciben consolación?, ¿quién les entrega esa paz que sobrepasa todo entendimiento?, ¿dónde encuentran esperanza?


Dios está siempre buscando la manera de salvar a todos

Dios está siempre buscando la manera de salvar a todos, y hoy quiere usarte a ti, y a mí. ¿Qué dices?, ¿hablarás de este Jesús maravilloso que vino a nuestro encuentro, nos salvó y que está con nosotros en todo tiempo?, ¿te sumas a este desafío?


Dios te Bendiga.

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