Cuando empecé a pololear con mi marido, hace ya un poco más de 27 años, no podía dejar de pensar en él, su presencia o ausencia me afectaba profundamente. Empecé a sentir emoción o nerviosismo cuando estaba cerca de él, empezó a ser prioridad en mi vida y empecé a separar tiempo para él. Me preocupaba su bienestar y felicidad, estaba dispuesta a ayudarlo en todo y hacía todo por agradarle cada vez más. Empezamos a compartir nuestros pensamientos y sentimientos más profundos y cada día nos fuimos enamorando más y más. Al poco tiempo decidimos que queríamos profundizar nuestra relación y luego de un año nos casamos. Hoy después de casi 26 años, aún seguimos cultivando nuestro amor. El amor es una decisión personal, yo decido cada día estar con él, aunque eso traiga muchas veces preocupación o ansiedad, pero no me importa, porque es más grande el sentimiento hacia él.
En la Biblia el amor por las personas es un tema central que se presenta de diversas maneras. Juan 13: 34-35 (Nueva Versión Internacional), dice: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. Este pasaje destaca la importancia del amor hacia las personas, esto debe ser un distintivo de los discípulos de Jesús. En 1 de Corintios 13 se describe el amor como paciente, amable, no envidioso, no jactancioso, no orgulloso, no egoísta, no se enoja fácilmente y perdona. Es un amor que busca el bienestar del otro. De esta manera ama Jesús a las personas.
“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado..."
Cuando Jesús llegó a mi vida me miró con compasión, empatía y respeto. A pesar del tiempo y los errores que pueda cometer aún lo sigue haciendo cada día. Así como un día decidí estar con mi esposo, así también elegí seguir a Jesús y aprender a amar lo que Él ama, a priorizar lo que Él prioriza, porque cuando amamos a alguien nos empiezan a gustar las mismas cosas, empezamos a comportarnos de la misma manera, incluso a hablar muy parecidos, entonces ¿amamos a Dios? ¿nos importan las personas cómo le importan a Él? ¿nos estamos pareciendo a Él?.
Elegí seguir a Jesús y aprender a amar lo que Él ama, y a priorizar lo que Él prioriza.
El amor de Dios es tan grande que no lo alcanzamos a dimensionar. Algunas de sus
características son:
Sacrificio supremo: Jesús dio su vida en la cruz para el perdón de los pecados de la humanidad, éste es un acto que trasciende el amor humano.
Amor incondicional: Jesús no ama dependiendo de las acciones o méritos, ama a todos sin importar su pasado, ni errores.
Perdón sin límites: Jesús perdonó a aquellos que le crucificaron y nos insta a perdonar a nuestros enemigos.
Amor eterno: El amor de Jesús es eterno y nunca cambia. Los seres humanos experimentamos fluctuaciones en el amor basados en circunstancia y emociones, Jesús simplemente ama.
¡Que grande es el amor de Dios por las personas! Y así es como nos ama cada día. Si decimos amar a Dios entonces debemos empezar a amar a las personas que él ama, y como lo hace Jesús con nosotros todos los días. Debemos mirar con compasión a los agobiados y desamparados, como Jesús lo hizo cuando estaba en la tierra (Mateo 9:36).
Es hora de dejar nuestro individualismo, egoísmo, prioridades e ir por las personas que aún no conocen el amor de este Jesús maravilloso que dio su vida por todos nosotros. Debemos buscar y salvar ¿Estás dispuesto?
El Señor te Bendiga.
No hay un amor tan grande, que llene cada área de nuestra vida como el amor de Jesús… que afortunados somos 🙌
Entreguemos a todos ese amor 🙏
Escogí amar a Jesús, eso no solo implica pasar más tiempo con Él y preocuparme de agradarle, sino que junto con mi relación con Él es tener amor por todas las personas que me rodean, porque Dios es ❤️ amor.
Amén.. amar para poder transformar nuestras vidas, no hay nada que no pueda el amor ..
Señor, ayúdanos a amar como tú amas.