Es posible llegar a ellos con el evangelio
Para comenzar a entender este concepto de “Generación z”, es necesario conocer su significado: “La generación Z es el grupo de personas nacidas a finales de la década de 1990 e inicio de los 2000 (1995-2000), y que tienen la peculiaridad de estar familiarizadas con el uso de la tecnología digital, internet y los medios sociales desde una edad muy temprana[1]”. La imagen nos muestra algunas características de esta generación. En la actualidad, la comunicación se ha vuelto compleja, especialmente con los adolescentes y jóvenes.
La iglesia no puede quedar exenta de esto, somos responsables de prepararnos y estudiar la biblia para entregar el mensaje sin manchas, pero también la preparación desde la perspectiva de cómo entregar mejor el mensaje de Cristo. Las redes sociales han tomado un rol protagónico desde el tiempo hasta la información; por lo que debemos ser sagaces en transmitir el mensaje de Cristo.
Las redes sociales han tomado un rol protagónico desde el tiempo hasta la información; por lo que debemos ser sagaces en transmitir el mensaje de Cristo.
Discipular a la generación Z es todo un desafío, ya que la forma de comunicarse y relacionarse entre ellos y el resto exige a la sociedad una justificación, fundamento y comprobación de cualquier mensaje, y sin lugar a dudas, el evangelio no queda exento de eso. Para ellos, es necesario explicar la fe a través del ejemplo, ya que son pragmáticos, visuales, consumidores, y localizan información muy rápido a través de las redes sociales, tales como YouTube, Netflix, Instagram, Tik Tok y otros medios que encuentran visualmente atractivos. Por lo tanto, la evangelización requerirá nuevos medios y estilos de comunicación, así como contenidos frescos, teniendo en cuenta el estilo de aprendizaje digital de la Generación Z, basado en el experiencialismo multisensorial.
La gran pregunta es; ¿Cómo discipulamos a la generación Z?
En primer lugar, es necesario investigar a esta generación, darte el tiempo de conocerlos y aceptarlos tal como son. En el colegio donde trabajo, puedo observar diariamente a esta generación y compartir con ellos, es un verdadero desafío; pero a la vez, es interesante escuchar lo que conversan entre ellos, sus gustos y sus formas de comunicar lo que quieren. Hay que considerar que gran parte de esta generación, pasan mucho tiempo sin sus padres y por lo mismo, el tiempo lo ocupan en estar en el celular y redes sociales.
En segundo lugar, ten en cuenta que ellos son importantes, y esta es una premisa que nos dejó nuestro Dios, a Él le importan las personas, por ende, a nosotros también nos deben importar. Escucho a muchos adultos decir “con esta generación, no se dónde vamos a terminar”. Si Dios te ama a ti, nosotros debemos amarlos a ellos. Al final del día, lo más importante es el amor, ese es el estándar.
Ten en cuenta que ellos son importantes, y esta es una premisa que nos dejó nuestro Dios, a Él le importan las personas, por ende, a nosotros también nos deben importar.
En tercer lugar, es necesario comunicar mejor. Con esto, no quiero decir que nos adaptemos a todo, pero debemos ser sagaces para poder entregar de mejor manera el mensaje de Cristo. “Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos. Hago lo que sea para difundir la Buena Noticia y participar de sus bendiciones” (1 Corintios 9:22-23: Nueva Traducción Viviente).
Ten en cuenta que lo más importante es mostrar a Cristo, y que la verdadera identidad, la encontramos única y exclusivamente en Él. Atraer a esta generación a ser parte de una comunidad cristiana, es el gran trabajo que tenemos hoy en día y es nuestra responsabilidad.
Debemos cambiar el lenguaje, pero no el mensaje, debemos cambiar las formas, pero no adaptarnos, debemos valorarlos, pero no tolerar todo. La biblia nos recuerda en 1 Timoteo 4:12 (NVI), “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza”. Contemplando la riqueza de su generación podemos también llevar a nuestra iglesia a los pies de Cristo.
Atraer a esta generación a ser parte de una comunidad cristiana, es el gran trabajo que tenemos hoy en día y es nuestra responsabilidad.
Tomemos el desafío de compartir nuestra fe, de manera que seamos personas que reflejemos el amor que tiene Dios para ellos. Piensa que, si uno de ellos se convierte o se hace miembro de la familia de la fe, será parte de una generación influyente para esta sociedad actual y futuros discipuladores para sus pares.
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